lunes, 15 de noviembre de 2010

Solo 20 segundos...



Son solo 20 segundos de un estudio de violoncello, "Humoresque". Pero en ese tiempo se encuentra el reflejo de lo que soy. Quizás empecé en esto de la música porque desde pequeño he escuchado en mi casa todo tipo de ésta, desde Beethoven hasta Elton John, desde Sabina hasta las cantatas de Bach.
Quién toca es mi madre. La misma que todas las mañanas ponía y pone música para hacer cosas y por la que tengo en mi cuerpo los genes melómanos.
Hubo un momento que lo intenté con el deporte, pero poco a poco me fui dando cuenta de que lo que quería era aprender solfeo (yo solo sin que nadie me lo sugiriera).
Ella siempre ha tenido el gusanillo de la música dentro; tocaba la guitarra, luego pasó al contrabajo y más tarde se cambió al violoncello. Ahora mismo sigue en ello, y a mí estas ganas que tiene por no dejar de aprender nunca y esforzarse cada día más, me parecen admirables y dignas de quedar guardadas para siempre.
Chema

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