Cuenca es única, eso es lo que se ha dicho siempre y así lo creo yo.
Este último fin de semana fue el elegido para que la abuela Adela conociera a Lola. "Iremos el último fin de semana de Abril que así ya hay mejor tiempo" o eso creíamos. Una inesperada ola de frío nos trajo una nevada de las de campeonato y unos recuerdos imborrables. Por fin Lucía veía nevar de verdad, Lola conocía la nieve y Cuenca nos regalaba unas vistas impresionantes.
El domingo subimos a la Plaza Mayor para hacernos fotos con la pequeña y así recordar su primer viaje a Cuenca.
Cuando estábamos paseando nos dimos cuenta del sonido de las gotas que caían desde los tejados, rebotando en las farolas, el empedrado de la calle y el agua de las alcantarillas.
El primer sonido esta grabado estático en la calle Santa María y el segundo es la misma calle pero esta vez andando desde la Plaza de la Merced hasta la Plaza de Mangana.
Me-en-can-ta!!!
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